Muchas veces, me pongo a pensar que, en muchos aspectos, tenemos un conceptos de algunas cosas, materiales y demás, al mejor estilo del Medioevo...!.
... Que tendemos a realizar las cosas en... "Plano", de panza, "acostado", como que no es posible tener una idea de la forma, lo "tridimensional"...
... ¿Por qué no ponernos... "osados" y probar cómo quedaría un material que no se nos ocurre que puede "saltar" y transformarse en una delicada forma?.
¿ Y por qué no probar con el volátil y brillante gibré?.
Eso sí, al trabajarlo, por favor, tener la previsión de usar un barbijo. Existe el riesgo de, por distracción, inhalar las partículas y, este tipo de material, como la brillantina y/o purpurina, una vez ingresado en el cuerpo, pone en riesgo la vida.
Volvamos a esa extraña y deliciosa existencia del gibré, sus brillos, lo sutil de su textura al tacto y, un elemento que se puede disfrutar su belleza tanto al "derecho" como al "revés!.
ADRIANA GROSSI
21/03/15
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